¿Será este el primer y el único miércoles de esta sección? No tengo ni idea.

No recuerdo dónde lo vi por primera vez. Ha ido viajando por varios blogs a los que les sigo la pista. Su autor es Gonzalo Posada León, y se lo hizo a su chica, Ofelia, en el primer aniversario de su blog Ofeliatartas. Es de lo más bonito y delicado que he visto nunca. Espero que lo disfrutéis tanto como yo. 

 
^_^

Este mes no podía dejarlo pasar, tenía que participar en el reto de Film&Food. La película inspiración es Charlie y la fábrica de chocolate, basada a su vez en el maravilloso cuento de Roal Dalh. Y el reto consistía en preparar algún dulce individual. Golosinas, gominolas, caramelos, chocolatinas... De pequeña me volvía loca la versión kitsch de los 70 y soñaba con un campo de hierba comestible cruzado por un río de chocolate. Caramelos que sabían diferentes cada vez o que no se acababan nunca, flores con forma de tazas de las que podías beber néctar delicioso, gaseosas que te hacían volar... ¿Quién no quiere todo eso? 

Estuve buscando inspiranción por San Google, Pinterest, Tatespotting y Foodgawker. Y al final me encontré con unas golosinas hechas a base de mini nubes o marshmallows y fondant de colores en este blog. Tenía todos los ingredientes, incluso los rotuladores comestibles de Americolor para hacer los dibujitos, me los había regalado el verano anterior mi amiga R. (Gracias, pequeña, por fin les he dado uso). Así que me me puse manos a la obra y este fue el resultado.

Para hacer el fondant seguí las instrucciones del blog Velocidad cuchara, aunque usé la mitad de los ingredientes y añadí el aroma de fresa. Derretí las nubes en la Thermomix, pero se puede hacer perfectamente en el microondas. 

Coloqué las nubes en el vaso con la cuchara de agua y unas gotas de aroma de fresa y programé 5 minutos, 90º, velocidad 2. El azúcar glas lo eché formando un volcán en una tabla y le añadí las nubes derretidas. Removí la mezcla con una paleta metálica hasta que conseguí una masa homogénea y modelable. Dejé que se atemperase, la envolví en papel film, y la dejé en la nevera hasta el día siguiente.

 

Para teñir el fondant utilicé guantes de látex (un juego por cada color). Dividí la masa en seis porciones iguales y fui tiñendo cada una de ellas con el colorante en gel. 

Para ablandar la masa la iba metiendo unos segundos en el microondas con cuidado de no dejarla demasiado. Para manejarla bien y evitar que se pegase a mis manos o a la tabla, espolvoreaba la superficie con Maizena. 

Una vez que tuve todas las porciones teñidas me dispuse a forrar las mini nubes. Iba cogiendo  la masa y con el rodillo formaba porciones planas que cortaba a la medida de las mini nubes (los mini marshmallows los compré en Isolée)

Para que el fondant se pegase a la mini nube lo humedecía con un poco de agua. Durante todo el proceso fui repitiendo los pasos de calentar la masa unos segundos en el microondas para ayudarme amasarla y de espolvorearla con Maizena para evitar que se quedase pegada a mis manos o a la superficie de la tabla donde estaba trabajando.

Una vez que tuve todas las mini nubes forradas con fondant me dispuse a decorarlas con los rotuladores comestibles. 

Dibujé cerezas, tréboles, flores, racimos de uvas y motivos extraños como resultado de prototipos fallidos.

¿A qué saben? Pues a nube y a fondant con el ligero toque de la fresa. ¡Puro dulce! 

Y no podía faltar un poco de Washi tape love en esta entrada. El cierre de la bolsa es un alambre de los que vienen en las bolsas de pan de molde en el que he pegado un poco de washi tape por los dos lados.  

¿Os venís a merendar a Wayaiulandia?

El refresco azul está hecho a base de agua con polvo gasificante y colorante. 

Adoro la película de Burton y su BSO, pero hoy os dejo con un trozo de la que a mí me hacía fantasear cuando era pequeña:

Gracias por leer y comentar. ^_^

Me suele gustar muchísimo la comida árabe, al menos lo poco que he probado. Ya en otras ocasiones alguna entrada de Wayaiulandia ha tenido toques arabizantes. Como las dedicadas al pan de pita y humus, o la de la Cena oriental-mediterránea. Como siempre, yo hago las recetas adaptándolas a mis circunstancias y a los ingredientes que tengo disponibles en ese momento. Por eso que ningún experto se lleve las manos a la cabeza con el plato que traigo hoy. Un cuscús de verduras acompañado de unos pinchos morunos. Los pinchos los compré directamente así en la carnicería, me hace mucha gracia que los llamen "morunos", porque resulta que la carne es de cerdo. 

Ingredientes para el acompañamiento de verduras:

• Medio calabacín
• Un puñado de champiñones
• Puerro
• Aceite de oliva virgen extra
• Un puñado de garbanzos cocidos
• Sésamo
• Sal
• Pimienta
• Perejil
• Un poco del caldo de cocer el cuscús

Yo coloqué en el vaso de la thermomix el agua, las zanahorias peladas y cortadas en dos, el laurel, una pizca de canela y curry en polvo, unas briznas de pimienta picante, sal, tres o cuatro clavos, un chorro de aceite de oliva virgen extra, y una pastilla de caldo de verduras. Programé la Thermomix, temperatura varoma, giro a la izquierda y velocidad cuchara (puse el accesorio de la mariposa para que las cuchillas no deshiciesen las zanahorias). Lo programé sin tiempo esperando que el agua rompiese a hervir. 

Coloqué tres tazas de cuscús en el recipiente varoma y lo rocié con un poco de agua y sal, moviéndolo con las manos para que se empapase bien. Cuando el agua empezó a hervir coloqué el recipiente sobre el vaso y lo programé con las mismas directrices de antes pero durante 10 minutos. El vapor que va subiendo hace que se cueza el cuscús cogiendo el aroma de las especias que hemos añadido. Mientras se va haciendo podemos ponernos con las verduras.

Las verduras:

Piqué en dados no muy grandes el calabacín, y los champiñones y troceé el puerro. En una sartén engrasada con un poco de aceite de oliva virgen extra poché durante unos minutos el puerro e incorporé el calabacín y los champiñones. Lo dejé hacerse removiendo de vez en cuando hasta que las verduras estuvieron pochadas. 

Cuando las dos cosas estuvieron hechas añadí un poco del caldo a las verduras y dejé que evaporase. 

Serví el cuscús en un cuenco y le añadí caldo para empaparlo pero sin que se encharcase. Hice un hueco en el centro e incorporé las verduras. Añadí también una de las zanahorias cortadas a la mitad y decoré con las hojas de laurel, un puñado de garbanzos cocidos escurridos, unos granos de sésamo, y unas briznas de perejil.

Acompañé el plato de cuscús con unos pinchos hechos a la brasa plancha. Podría haberlo acompañado también con pollo o cordero. 

Precisamente con cordero es como más me gusta. Uno de los platos de cuscús más rico que he probado en mi vida fue en Argel, hecho por la madre de mi amiga S. Y el más extraño de todos fue en el Sáhara, iba acompañado de pinchitos de carne de camello. Al principio fui reacia a probarlo, pero luego me animé pensando que era una experiencia única. El caso es que estaba rico. 

Todavía recuerdo aquellos pinchitos de carne preparados a la brasa en unas dunas del Sáhara, y que a pesar de llevar algunos granos de arena como aderezo, me supieron a gloria.

¿Os gusta el cuscús? ¿Y la comida árabe en general? 

Si os gusta el estilo árabe en la decoración os recomiendo muchísimo el blog de Dar Amina, es una maravilla que despierta los sentidos con imágenes de estancias y platos de corte marroquí.

Os dejo con una canción que me encanta de Thievery Corporation que ya estaba incluída en la lista de Spotify que puse en la Cena oriental-mediterránea, Facing East.

Sucram jazeera por leer y comentar. ^_^